¿Quién hay en este mundo que no reconozca en lo más íntimo de su corazón, que hay cosas que no están bien?
Ya sea por lo que hacemos, por lo que decimos, o por lo que dejamos de hacer, en nuestro corazón se van acumulando heridas, suciedades, que necesitamos sacar, limpiar, curar
Por medio del sacramento de la reconciliación, podemos descubrir que Dios nos ama inmensamente, incluso si nosotros hemos dejado de quererle y seguir los caminos que él nos propone.
En el confesionario sólo hay escucha, y cuando hay palabra, es una palabra de Dios a cada uno de nosotros. Por lo que sólo recibiremos la misericordia del Padre, que nos acoge, escucha y ama. Un Padre Dios, que todo lo perdona, que todo lo acoge, que todo lo escucha.
No tengas miedo, acércate a un sacerdote y pídele este Sacramento, regalo del cielo.
Los sacerdotes en nuestra parroquia están media hora antes de misa en el confesionario. También se les puede solicitar en otro momento, que seguro que si tienen hueco en ese momento no lo dejan pasar.